Carcinomatosis peritoneal
¿Qué es la carcinomatosis peritoneal?
La carcinomatosis peritoneal (o metástasis peritoneales) se define como toda aquella diseminación tumoral que afecta de forma más o menos importante la serosa del peritoneo y los órganos a los que envuelve.
El origen de estas metástasis puede ser un tumor originado en el mismo peritoneo, como en el caso del mesotelioma peritoneal o del carcinoma peritoneal primario en las mujeres, o un tumor de origen digestivo o ginecológico.
¿Qué tumores pueden provocar una carcinomatosis peritoneal?
El origen más frecuente de las metástasis peritoneales es el cáncer colorrectal, seguido de los tumores mucinosos del apéndice (la diseminación mucinosa al peritoneo de este origen también se conoce como pseudomixoma peritoneal) y de origen ovárico/endometrial. Con mucha menos frecuencia se origina en un cáncer gástrico, mesotelioma peritoneal o carcinoma peritoneal primario. Excepcionalmente, el origen puede estar fuera del abdomen, como un cáncer de mama o urológico, además de tumores que solemos denominar"raros".
¿Qué causa una carcinomatosis peritoneal?
En el caso de los tumores intraabdominales, cuando están avanzados y sobrepasan los límites del propio órgano del que proceden, se produce una descamación de céluas tumorales que se distribuyen por todo el abdomen. Con el tiempo, estas células se pueden implantar en distintas zonas del abdomen, proliferar y formar pequeños tumores. Así es como empieza una carcinomatosis peritoneal.
¿Cómo se trata la carcinomatosis peritoneal?
Hasta hace pocos años la cirugía y la quimioterapia endovenosa eran los únicos tratamientos disponibles para el tratamiento de la carcinomatosis peritoneal, aunque siempre con carácter paliativo (sin intención curativa) y de control de síntomas, pero actualmente disponemos de la Técnica de Sugarbaker. Ésta, ha desmostrado en numerosos estudios resultados clínicos, y sobretodo de supervivencia, superiores a los tratamientos considerados como estándar.
¿En qué consiste la Técnica de Sugarbaker?
Se basa en realizar una cirugía radical sobre el tumor y aplicar posteriomente la quimiohipertermia intraperitoneal (HIPEC en sus siglas en Inglés).
Este tipo de cirurgía radical se conoce como cirurgía citorreductora mediante los procedimientos de peritonectomías (descritos por Sugarbaker), y tiene como objetivo eliminar por completo cualquier vestigio de tumor intraabdominal. Estos procedimentos solamente se realizan en las áreas afectas macroscópicamente por el tumor (tumor visible) y pueden incluir resecciones multiviscerales (extirpación de segmentos del tracto digestivo, bazo, epiplon y órganos genitales internos femeninos son los más frecuentes) además de amplias zonas del peritoneo. La agresividad de la cirurgía depende del grado de extensión y de la afectación de órganos por la enfermedad. En algunos pacientes es necesaria la realización de algún estoma digestivo (colostomía y/o ileostomía), en ocasiones de carácter definitivo.
Una vez realizadas las extirpaciones necesarias, y sólo en caso de que se considere la cirugía radical (ausencia de enfermedad macroscópica, o mínima según el tipo de tumor), se indica la administración de la quimioterapia hipertérmica intraperitoneal. Consiste en administrar determinados fármacos quimioterápicos directamente en la cavidad abdominal con el objetivo de tratar la enfermedad microscópica residual. Este beneficio que buscamos con la quimioterapia es potenciado por la hipertermia (llegando a temperaturas de entre 42-43ºC dentro de la cavidad abdominal), que se consigue con una bomba externa de perfusión (Performer HT, RAND). El tratamiento con HIPEC tiene una duración de entre 30 y 90 minutos, dependiendo del tumor primario que estamos tratando y del fármaco administrado. Finalizada la perfusión con quimioterapia, ésta se retira de la cavidad y se da por finalizada la intervención.
¿Qué beneficios tiene este tratamiento?
Principalmente, este tratamiento ha demostrado, en numerosas publicaciones comparando el tratamiento estándar (quimioterapia endovenosa con o sin cirugía asociada con carácter paliativo) con la técnica de Sugarbaker, un incremento muy significativo de la supervivencia mediana de los pacientes. Además, ha demostrado mejoría en el control de la enfermedad neoplásica y de sus síntomas (oclusión intestinal, ascitis...).
Actualmente es el único tratamiento "potencialmente curativo" del que disponemos para la carcinomatosis peritoneal.
Os dejo el link de nuestra publicación con la experiencia acumulada en mas e 1300 casos:
¿Qué riesgos tiene someterse a este procedimiento?
A pesar de una estricta selección del paciente y de una correcta realización de la técnica, este procedimiento no está exento de complicaciones, inherentes sobretodo al grado de agresividad de la cirugía.
Los más frecuentes pero a la vez menos graves son: infección de la herida quirúrgica, parálisis intestinal prolongada, trastornos digestivos (vómitos o diarreas), derrame pleural, flebitis, infección de catéteres, infección de orina y dolor en la zona quirírgica.
Menos frecuentes pero más graves: apertura de la herida quirúrgica (evisceración), sangrado o infección intraabdominal, oclusión intestinal, fístula o fallo de las suturas intestinales, pancreatitis, complicaciones cardiopulmonares, embolismo pulmonar o recidiva precoz de la enfermedad.
Los efectos secundarios relacionados directamente con la HIPEC son: náuseas/vómitos, fatiga, diarreas. También pueden aparecer trastornos hematológicos como anemia, leucopenia o plaquetopenia. Muy excepcionalmente, trastornos respiratorios (tipo neumonitis tóxica) según el fármaco administrado.